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sábado, 26 de enero de 2008

La recreativa más grande del mundo

Que hay gente para todo es algo que ya sabíamos. Pero en Sopla El Cartucho todavía nos sorprendemos cuando algo se sale de la norma.

En este caso, siguiendo con la historia de las recreativas que comenzamos en esta entrada, resulta que han creado la recreativa más grande del mundo. Aquí la tenéis, bautizada en un alarde de originalidad como: World's Largest Arcade Machine.

El aparatito en cuestión mide unos 4 metros de alto y su pantalla es de 70 pulgadas. Abusando del tópico de la estatura de los japoneses, supongo que para ellos eso debe parecer un rascacielos. No en vano, como veis, utilizan unas escaleras para llegar a la cima.

Esperamos que el tamaño de las monedas no deba ir en consonancia con el de la máquina arcade. ¡Aunque en la foto se aprecian unas ranuras descomunales! De ser así, en una partida puedes dejarte el sueldo de un mes.

A modo de curiosidad, aunque en este caso sea lo de menos, pondría la mano en el fuego a que el juego al que estan jugando no es otro que el mítico Rampage. Un clásico de los salones en el cual debía manejarse a un supermonstruo (gorila, lagarto o lobo) y destruir edificios a diestro y siniestro. Jugar a este juego desde esas alturas debe dar vértigo, ¿no?

Hasta la próxima entrada, cartucheros.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Inicio de las recreativas: el pinball

Las recreativas fueron cruciales en el mundo de los videojuegos ya que, en un momento siempre difícil para cualquier negocio como es el inicio, cumplieron con dos funciones:
  1. Educación. La gente no sabía ni lo que era un videojuego, así que las primeras recreativas debían mostrar las posibilidades de este nuevo sistema de diversión y debían ser espectaculares -para la época- con el fin de llamar la atención.
  2. Rentabilidad. Las recreativas demostraron que a la gente le gustaban los videojuegos y, lo que era más importante para la industria del momento, que estaban dispuestos a pagar por jugar.
Por ello, vamos a pasar a comentar el inicio del negocio de las máquinas recreativas, también conocidas como arcades. Y es que, aunque pudiera parecer lo contrario, las máquinas recreativas existían incluso antes que el primer videojuego. Aclararemos que podemos entender como máquina recreativa cualquier dispositivo mecánico dedicado al entretenimiento en el cual deben insertarse monedas o fichas para poder jugar.

Los inicios de las recreativas

Ya en los años 20 existían precarias recreativas que se ubicaban en centros dedicados al ocio como ferias o espectáculos. Así, podían hallarse galerías de tiro en las que probar la puntería, máquinas que leían la buenaventura, máquinas con bolitas entre las que se sorteaban diversos premios o reproductores de música.

Las recreativas en la década de 1930: los pinballs

En esta década aparecieron los primeros pinballs que funcionaban con monedas. Sería injusto no hablar de ellos en una página dedicada al mundo de los videojuegos ya que, a lo largo de la historia, los pinballs siempre han estado muy ligados a sus primos computacionales. Eso sí, no creas que los pinballs son originarios de 1930, su historia se remonta a la Francia del siglo XVIII, se le llamaba Bagatelle, era un tablón de madera sobre el que circulaba una pelota entre diversos topes metálicos. Era un juego de puntería y su mecanismo no disponía de sistemas de puntuación de ninguna clase.

Más tarde, en EEUU, se modificó el juego y se le añadió el clásico lanzabolas, gracias al cual el británico Monty Redgrave está considerado por muchos como el padre del pinballs. Ya en el año 1900 se aplicaría la electricidad a los pinballs, pero no fue hasta el año 1931 cuando, de la mano de David Gotlieb, se fabricarían masivamente. Gotlieb creo el Baffle Ball del que se venderían más de 60.000 unidades en un éxito sin precedentes que popularizó esta singular máquina a lo largo y ancho del mundo.

Pero todavía faltaban casi cuatro décadas para que se mostrase ante el mundo el primer videojuego arcade, aunque esto lo dejaremos para la próxima entrada.
Saludos, cartucheros!