viernes, 16 de noviembre de 2007

La primera videoconsola: Magnavox Oddysey

Hemos visto cómo los videojuegos empezaban a introducirse poco a poco en el mundo del ocio y cómo, gracias a las recreativas, esta moderna manera de divertirse empieza a ser enfocada como un negocio rentable. Pues bien, en Sopla El Cartucho somos unos enamorados de las consolas y para nosotros, el gran hito en este sector fue la aparición de la primera videoconsola doméstica. Con la Odyssey de Magnavox se trasladó por fin el ocio electrónico del salón de recreativas al cómodo salón de casa.

Magnavox Odyssey


Ralph Baer estuvo trabajando durante mucho tiempo con la idea de llevar los videojuegos a los hogares de los americanos. Así, creó la Caja Marrón -o Brown Box en inglés- que fue el prototipo de la futura Odyssey y efectivamente parecía una caja de madera de la que salían dos cables con los puntiagudos mandos de control.
Creada por Ralph Baer, "el padre de los videojuegos domésticos" para la filial de Philips, la Magnavox Odyssey salió a la venta en Estados Unidos en el año 1972.

Las ventas de la consola

Así nació la primera videoconsola doméstica de la historia, que tiene además el mérito de haberse adelantado por bastantes años al futuro éxito de la consola de Atari y su Pong. Además, a diferencia de la futura consola de Atari, la Odyssey no tenía ni un sólo chip en su interior. Como curiosidad, Magnavox fue la primera empresa de videojuegos en llevar a juicio a otra, ya que el Pong de Atari era "sospechosamente" parecido a su juego de Ping-Pong. Magnavox ganó el juicio y Atari tuvo que pagar una cuantiosa suma a los creadores de la primera videoconsola. Pese a todo, desgraciadamente la Odyssey tuvo un éxito de ventas relativo, para nada comparable al que alcanzaría posteriormente Atari.

Las causas de este pequeño fracaso económico hay que buscarlas en la inexperiencia que tenía Magnavox en el sector del videojuego -lógico por otro lado, al ser pioneros de una industria emergente- y en la falta de una estrategia de marketing adecuada para el público objetivo.

Así, como ejemplo de una mala comunicación, resulta curiosa la anécdota de que, a los pocos meses de la salida al mercado de la Odyssey, empezó a correr un poderoso rumor entre la gente que decía que la consola sólo funcionaba con los televisores de la marca Magnavox. Esto supuso un fuerte varapalo para Magnavox que no supo contrarrestar la fuerza de esta falsedad, pero lo peor era que el rumor se inició a causa de los anuncios publicitarios de la propia Magnavox que no supo hacer frente al desconocimiento de su público acerca de los videojuegos. El primer año se vendieron 130.000 unidades de la videoconsola y unos 20.000 rifles de puntería, el primer periférico -sí, la Odyssey tenía periféricos- de estas características.

Entre los juegos -lo más interesante de una consola- más importantes de la Odyssey hay que destacar el Tabble-Tennis, muy similar al futuro Pong de Atari. Pero también le acompañaron juegos deportivos muy sencillos de hockey, basket, fútbol americano, baseball y volleyball. Cabe decir que los juegos venían en cartuchos no muy grandes -sí, por fin, los primeros cartuchos- y se vendían dentro de cajas bastante grandes.

Pues eso, ya sabéis un poco más sobre el inicio del apasionante mundo de las consolas-ladrillo.
Hasta la próxima entrada, cartucheros.

domingo, 4 de noviembre de 2007

La primera recreativa: Galaxy Game

En los albores de los videojuegos el mercado todavía estaba descubriéndose a sí mismo. Ante la aparición de sistemas de entretenimiento electrónico los empresarios debían buscar la fórmula con la que obtener ingresos económicos.

Hoy en día nos parece lógico y normal el hecho de tener videoconsola en casa, poder elegir entre un infinito catálogo de videojuegos y jugar online con el PC, pero hace treinta años el mercado de los videojuegos era todavía desconocido y necesitaba experimentar en busca de un modelo de negocio.

Las recreativas fueron el primer eslabon de la larga cadena que supone el negocio de los videojuegos actualmente, un negocio que mueve incluso más dinero que el cine. Si las recreativas no hubiesen resultado rentables, probablemente el mundo de los videojuegos hubiese seguido un rumbo distinto al que conocemos. Por todo ello, desde Sopla El Cartucho, rendimos un merecido homenaje a estas aparatosas máquinas en peligro de extinción. Os presentamos a la primera recreativa arcade de la historia.

La década de 1970: Galaxy Game

Entre pinballs, tragaperras y galerías de tiro pasaban los ratos muertos nuestros abuelos. Pero el primer videojuego arcade, como tal, iba a llegar en 1971 con Galaxy Game. Se trataba de una versión del Spacewar! -el primer videojuego por computadora de la historia- que apareció en el campus de la Universidad de Stanford de EEUU y que se jugaba con monedas. En poco tiempo aquella máquina se hizo muy popular entre los estudiantes, que hacían colas de hasta una hora para poder echar una partida. Únicamente se construyó una máquina del Galaxy Game -la máquina azul de la foto- y en 1997 se restauró para que pasase a formar parte del Computer History Museum de Mountain View, en California .

La segunda por segundos: Computer Space

Tan sólo dos meses después, apareció Computer Space, la primera máquina recreativa fabricada masivamente. El juego también estaba basado en el Spacewar! y supuso un gran éxito en los campus de un gran número de universidades norteamericanas. Desgraciadamente, el control del juego requería bastante práctica y, probablemente por este motivo, su éxito en bares y pubs fue algo más discreto. No sería hasta la llegada del aclamado Pong, con su esquemática y encantadora sencillez, cuando las máquinas recreativas invadirían lugares que hasta aquel entonces parecían inaccesibles.

¡Hasta el próximo soplido, cartucheros!

Inicio de las recreativas: el pinball

Las recreativas fueron cruciales en el mundo de los videojuegos ya que, en un momento siempre difícil para cualquier negocio como es el inicio, cumplieron con dos funciones:
  1. Educación. La gente no sabía ni lo que era un videojuego, así que las primeras recreativas debían mostrar las posibilidades de este nuevo sistema de diversión y debían ser espectaculares -para la época- con el fin de llamar la atención.
  2. Rentabilidad. Las recreativas demostraron que a la gente le gustaban los videojuegos y, lo que era más importante para la industria del momento, que estaban dispuestos a pagar por jugar.
Por ello, vamos a pasar a comentar el inicio del negocio de las máquinas recreativas, también conocidas como arcades. Y es que, aunque pudiera parecer lo contrario, las máquinas recreativas existían incluso antes que el primer videojuego. Aclararemos que podemos entender como máquina recreativa cualquier dispositivo mecánico dedicado al entretenimiento en el cual deben insertarse monedas o fichas para poder jugar.

Los inicios de las recreativas

Ya en los años 20 existían precarias recreativas que se ubicaban en centros dedicados al ocio como ferias o espectáculos. Así, podían hallarse galerías de tiro en las que probar la puntería, máquinas que leían la buenaventura, máquinas con bolitas entre las que se sorteaban diversos premios o reproductores de música.

Las recreativas en la década de 1930: los pinballs

En esta década aparecieron los primeros pinballs que funcionaban con monedas. Sería injusto no hablar de ellos en una página dedicada al mundo de los videojuegos ya que, a lo largo de la historia, los pinballs siempre han estado muy ligados a sus primos computacionales. Eso sí, no creas que los pinballs son originarios de 1930, su historia se remonta a la Francia del siglo XVIII, se le llamaba Bagatelle, era un tablón de madera sobre el que circulaba una pelota entre diversos topes metálicos. Era un juego de puntería y su mecanismo no disponía de sistemas de puntuación de ninguna clase.

Más tarde, en EEUU, se modificó el juego y se le añadió el clásico lanzabolas, gracias al cual el británico Monty Redgrave está considerado por muchos como el padre del pinballs. Ya en el año 1900 se aplicaría la electricidad a los pinballs, pero no fue hasta el año 1931 cuando, de la mano de David Gotlieb, se fabricarían masivamente. Gotlieb creo el Baffle Ball del que se venderían más de 60.000 unidades en un éxito sin precedentes que popularizó esta singular máquina a lo largo y ancho del mundo.

Pero todavía faltaban casi cuatro décadas para que se mostrase ante el mundo el primer videojuego arcade, aunque esto lo dejaremos para la próxima entrada.
Saludos, cartucheros!

jueves, 1 de noviembre de 2007

El primer videojuego computacional: Spacewar!

Seguimos este viaje por la prehistoria de los videojuegos en la cual hablábamos del primer videojuego, el Tennis for two.

Ahora nos vamos a centrar en el que está considerado como el primer videojuego computacional, es decir, programado en lenguaje binario expresamente para ser jugado frente a un monitor de televisión. El Tennis for two, en cambio, empleaba para su funcionamiento circuitería electrónica -un osciloscopio- en lugar de una computadora.

Todo empezó cuando, en verano de 1961, Steve "Slug" Russell buscaba junto con unos amigos la mejor manera de hacer una demostración pública de la nueva computadora PDP-1. Se trataba de la primera computadora que poseía un monitor, además de manejar los datos en tarjetas perforadas o cinta de papel. Para la demostración Russell tenía claro que debían mostrar todo el potencial de la consola mediante un programa que captase la atención del público y que fuese entretenido. Nada mejor que un juego.

Así surgió Spacewar!, el primer videojuego interactivo por ordenador. En él, los jugadores manejaban a las naves espaciales "Wedge" y "Needle" -una alargada y otra rechoncha- sobre un cielo estrellado. Se simulaba un entorno de gravedad cero muy similar al que popularizaría el mítico Asteroids de Atari casi dos décadas más tarde. Además, había que tener cuidado de no acercarse al campo gravitacional de los distintos astros. En Spacewar!, cada jugador disponía de 31 misiles para destruir al otro vehículo y al conseguir un impacto, la otra nave desaparecía. No había efectos de sonido ni explosiones. La nave simplemente desaparecía y era reemplazada por puntitos que representaban sus restos.

Toda una reliquia que os mostramos, funcionando en una PDP-1, en el siguiente vídeo.


Una demostración de una PDP-1 emitiendo música grabada en cintas de papel y ejecutando el Spacewar!


Pese al enorme éxito que cosechó aquella demostración, el juego había aparecido demasiado pronto ya que todavía no existía una verdadera industria de computadoras en los EEUU. Su precio para poder ser comercializado rondaba por aquel entonces los 120.000 dólares, lo cual era a todas luces inviable. Pero Spacewar! sigue siendo uno de los auténticos hitos en la historia de los videojuegos por la revolución que sugirió.