Hoy cumple años alguien con quien he jugado a videojuegos buena parte de mi infancia. Mi hermano pequeño. Y es que, los videojuegos no serían lo mismo en mi vida sin él.
Recuerdo cómo alucinamos la primera vez que vimos nuestra primera videoconsola. La Master System de Sega. Pero no la consola negra que mucha gente conoce, esta era la Master System I. Teníamos solamente un juego que, pese al nombre de este blog, no era un cartucho sino una tarjeta. El juego de motos Hang-On.
La consola, con sus formas poliédricas y sus colores negro y rojo-marronoso fue nuestro inicio en un mundo de diversión y competitividad sin igual. Y en este juego no había modo para dos jugadores, debíamos turnarnos en un ejercicio de paciencia Zen complejo de ejecutar. Muy posteriormente, descubrimos que si encendíamos la consola sin haber puesto la tarjeta del Hang-On, aparecía un juego oculto de un caracol que debía recorrer un laberinto, el Snail Maze.
Recuerdos jugando en esta misma consola al Wonder Boy III: The Dragon's Trap y disfrutando de compartir contraseñas (Passwords) con nuestro padre.
Recuerdos del Super Mario Bros de la NES y su endiablada dificultad. Cómo preparábamos las partidas con todas aquellas revistas del Club Nintendo que hacían de guía para nosotros.
Recuerdos de alquilar videojuegos en el videoclub y jugar todo el fin de semana exprimiéndolos al máximo. Ese Tecmo Cup nos volvió locos.
Recuerdos del Sonic 2 en el que, por primera vez, pudimos jugar a un plataformas de 2 jugadores en el que el hermano pequeño no molestaba ya que no era necesario esperarle demasiado...
Recuerdos de muchos Hadokens, Shoryukens y Tatsumakisenpukyakus (o "atantambukets") en nuestros enfrentamientos entre Ryu y Ken. (Cumpliendo uno de nuestros mandamientos de los videojuegos, si no los conoces, aquí los puedes ver)
Recuerdos de adelantamientos peligrosos en el Super Mario Kart acompañados de un regalito frutal en forma de platanito. (Cumpliendo otro mandamiento, por supuesto)
Recuerdos de levantarse bien temprano en las vacaciones de verano para aprovechar la mañana y avanzar unas horas en el Illusion of Time o el Terranigma mientras el hermanito duerme.
Recuerdos nostálgicos en definitiva, de una infancia feliz, de juego sano y de diversión.
Por todo ello, desde Sopla El Cartucho queremos felicitarle efusivamente en su día y recordarle que siempre le he ganado al Pro, aunque se haya dedicado profesionalmente al mundo del videojuego como tester y localizador. ¡Feliz cumpleaños, hermanito!