sábado, 2 de marzo de 2019

Habitación de un joven gamer

Había una vez un niño, yo. Ese niño tenía un padre y ese padre a su vez tenía tres cosas: tiempo, pinceles y pintura. Aunque no la suficiente pintura amarilla, por lo visto (¿un Pac-man verde?).



Adivina cuan feliz era aquel niño en su habitación...

Ahora, más cerca de los cuarenta que de otra cosa, la pared sigue manteniendo inalterables a Pac-man y a Sonic. Compañeros ilustres de habitación. Y cuando visito la casa de mis padres no puedo dejar de entrar allí unos minutos y sentirme, aunque sea por unos instantes, niño otra vez.

Hasta la próxima entrada, cartucheros!

2 comentarios:

  1. Pero qué chulo! esa habitación te hace viajar al pasado.

    ResponderEliminar
  2. Y que lo digas amigo. Y lo que resulta genial es que está en el presente! Un saludo

    ResponderEliminar

Comenta lo que te apetezca!